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martes, 31 de diciembre de 2013

Año Nuevo, Corazón Nuevo

En la cultura venezolana, la celebración del año nuevo es uno de los eventos que por tradición reúne a familiares y amigos, pues la fecha suele concebirse como la iniciación de un nuevo período que se vislumbra cargado de éxito y prosperidad.

De acuerdo con nuestras costumbres, la noche del 31 de diciembre la gente se viste con sus mejores galas y se percibe en la mayoría de los hogares un ambiente festivo, entre música, algarabía y abundante comida.

Asimismo, las familias suelen compartir algunos rituales para atraer buena suerte y fortuna, como parte de las peticiones para el venidero año.  Uno de los más populares es el de las uvas del tiempo, que consiste en comer 12 uvas exactamente 12 segundos  antes de la medianoche. El ritual se realiza al compás de 12 campanadas que simbolizan cada uno de los deseos y metas que anhelamos cumplir en el año que comienza.

Pero además, las uvas del tiempo nos preparan para el momento más emocionante de la noche, ése en el cual abrazamos a nuestros seres queridos con la euforia de recibir tiempos mejores, olvidando los rencores y dando paso a la reconciliación y al amor fraternal.

Este 31 de diciembre, quise compartir con los lectores que me siguen desde diversos países un poco de la tradición venezolana, invitándolos a renovar su fe y a llenar su vida con pensamientos positivos, alegrando el alma con la ilusión de vivir nuevas experiencias, dejando a un lado los conflictos y temores, abrazando a quienes amamos, abriendo el corazón a la energía del amor y a las 365 nuevas oportunidades que el 2014 nos trae para ser cada día, mejores personas.

Que los nuevos propósitos que hoy elevamos al cielo envueltos en luz y esperanza, sean bendecidos por la mano de Dios y cristalizados en el tiempo y el momento perfecto. ¡Feliz Año 2014!.


sábado, 21 de diciembre de 2013

Llénate de luz en el Solsticio de Invierno

En muchos países del mundo se celebra entre el 21 y el 23 de diciembre, la llegada del solsticio de invierno, fecha en la que comúnmente se registra el día más corto y la noche más larga del año, debido a la lejanía del sol con respecto a la tierra.

Cada solsticio de invierno el sol alcanza su altura máxima al mediodía manteniéndose invariable por varias horas. De allí que la palabra solsticio signifique “sol quieto”.

Para las antiguas culturas indígenas, el arribo del solsticio de invierno marcaba el inicio de una época de purificación, fertilidad, abundancia y renovación. La idea parte de la creencia de que en este período, las noches irán disminuyendo un minuto diariamente y por ende las horas de luz se extenderán un poco más cada día, como si el sol comenzara a renacer.

Ésta particularidad del solsticio de invierno y su importancia en el calendario, nos invita a detenernos en los quehaceres cotidianos y a tomar un respiro en la rutina para contagiarnos cada amanecer con la energía del astro rey y permitir, a través de la oración y la meditación, que la luz del sol recorra cada rincón de nuestro ser, purificando el alma, desechando pensamientos, sentimientos y creencias negativas, reflexionando sobre nuestras acciones, transformando la intranquilidad en quietud.

Que el inicio de este período sea propicio además para irradiar luz a nuestros semejantes y enemigos, para convertirnos en mejores personas, dejando a un lado los resentimientos y rencores, llenando de buena vibra cada espacio de nuestro hogar y trabajo, fomentando el perdón, la reconciliación, la unión, la hermandad y la paz, en equilibrio perfecto con nuestras emociones, nuestro cuerpo y la madre naturaleza.

Recordemos que somos energía y en cada instante, la vida nos brinda la posibilidad de renovar nuestro espíritu, de hacer realidad nuestros deseos y de hallar solución a cualquier dificultad, así como la luz del sol se expande entre las hojas de un árbol, así como en el solsticio de invierno, el día le va ganando minutos a cada noche.