En la cultura venezolana, la
celebración del año nuevo es uno de los eventos que por tradición reúne a
familiares y amigos, pues la fecha suele concebirse como la iniciación de un
nuevo período que se vislumbra cargado de éxito y prosperidad.
De acuerdo con nuestras
costumbres, la noche del 31 de diciembre la gente se viste con sus mejores
galas y se percibe en la mayoría de los hogares un ambiente festivo, entre música, algarabía y abundante comida.
Asimismo, las familias suelen
compartir algunos rituales para atraer buena suerte y fortuna, como parte de
las peticiones para el venidero año. Uno
de los más populares es el de las uvas del tiempo, que consiste en comer 12 uvas exactamente
12 segundos antes de la medianoche. El
ritual se realiza al compás de 12 campanadas que simbolizan cada uno de los
deseos y metas que anhelamos cumplir en el año que comienza.
Pero además, las uvas del tiempo
nos preparan para el momento más emocionante de la noche, ése en el cual
abrazamos a nuestros seres queridos con la euforia de recibir tiempos mejores,
olvidando los rencores y dando paso a la reconciliación y al amor fraternal.
Este 31 de diciembre, quise
compartir con los lectores que me siguen desde diversos países un poco de la
tradición venezolana, invitándolos a renovar su fe y a llenar su vida con
pensamientos positivos, alegrando el alma con la ilusión de vivir nuevas
experiencias, dejando a un lado los conflictos y temores, abrazando a quienes
amamos, abriendo el corazón a la energía del amor y a las 365 nuevas
oportunidades que el 2014 nos trae para ser cada día, mejores personas.
Que los nuevos propósitos que hoy
elevamos al cielo envueltos en luz y esperanza, sean bendecidos por la mano de
Dios y cristalizados en el tiempo y el momento perfecto. ¡Feliz Año 2014!.
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